Análisis de la obra filmográfica de la artista visual Julieta María
Por Carmen Viveros Celín
De espíritus…
Perteneciente a una generación posterior a la de Sara Harb y anterior a la de Nina Marín, la artista visual Julieta María, barranquillera y descendiente de Palestinos emigrados al caribe colombiano a comienzos del siglo XX, inició su formación en artes audiovisuales a finales de la década del noventa en la Universidad de York en Toronto, Canadá.
Hija del crítico literario Carlos J. María y de la maestra en lenguas Vilma Ortega, quería ser bautizada por su padre Julieta de los Espíritus, como homenaje a la película de Fellini, pero el cura se interpuso arguyendo que ese no era un nombre católico, así que se quedó simplemente Julieta. Rodeada de este “espíritu” artístico, Julieta cultivó desde pequeña sus intereses por la pintura, la fotografía, la escultura, incluso por la música, en Barranquilla.

Antes de iniciar sus estudios en Canadá, ya había incursionado como diseñadora multimedia cuando el posicionamiento de las tecnologías de internet e hipertexto apenas despuntaban en los centros educativos del caribe colombiano a partir de 1995. En ese lustro se entrenó en el diseño de contenidos interactivos, específicamente en el proceso producción y programación del cd rom de presentación de la Universidad del Norte (Barranquilla) en el que el roble amarillo (árbol insignia de la institución), como host central de la narrativa, bailaba cumbia con sombrero vueltiao en mano. Tras su paso por la Universidad de York (Canadá), su obra se orientó hacia el videoarte, la performance, las proyecciones y las instalaciones expositivas en galerías y centros culturales de Canadá y otros países: México, Argentina, Colombia, Alemania, Paraguay, Estados Unidos, Indonesia, Taiwán, entre otros.
De tierra…
La tierra, metáfora de la naturaleza, lugar de origen, madre, útero, podría plantearse como el territorio al que se conecta de manera reiterada su proceso creativo. Uno en el que el propio cuerpo, el de los otros y el de los animales se ponen en escena para explorar las tensiones que limitan sus relaciones y que, intermitentemente, los separan, pero también aquellos vínculos que los acercan a la reconciliación y el perdón. Así lo demuestra un conjunto de sus piezas de video performance.
En Salar la tierra, somete a un régimen de invisibilidad la imagen de la plaza central de El salado en Colombia, lugar en donde tuvo lugar la masacre de 60 de sus habitantes, del 16 al 21 de febrero del año 2000, estando en total indefensión a manos de 450 paramilitares. Lidiando con la dificultad y los errores inducidos por la tecnología (super 8mm), Julieta utiliza el material defectuoso resultado de su proceso de filmación, para hablarnos, con Adorno, de la dificultad de la representación de la barbarie, pero también, con la mirada esperanzadora de Didi-Huberman, de la posibilidad de la huella, de la presencia de la ausencia que quedó sembrada para siempre en aquel lugar.

Tierra, Limpia, Embrace y Bird, piezas de una misma serie, sintetizan las claves de su proceso creativo, en los temas y motivos que elige, sabiamente ilustrados en los títulos, las formas audiovisuales que utiliza, la elección del primer plano aparentemente estático, el plano secuencia, en la mayoría de las piezas, la puesta en escena de sí misma frente a la cámara. Y las tensiones que dichas elecciones generan tanto para ella como para el espectador. En estas piezas representa, cuestiona y lidia con su propia relación con “lo otro”. Plantea en las premisas de creación de estas piezas la dificultad/imposibilidad (la suya) de estar en el lugar del otro (o les otres), la otra madre, el otro pez, el otro pájaro, les otres víctimas, les otres victimarios. Todos estos gestos, performances frente a la cámara, video artes frente al espectador, no hacen más que reconocer y denunciar la vulnerabilidad propia y ajena. Nos hablan de la violencia que ejercemos o padecemos, por acción u omisión, de manera velada o explícita entre todos los seres de la naturaleza (humanos y animales).
En Nostalgia de mi muelle explora su árbol genealógico, también enraizado en la tierra, indagaciones que tienen resonancias en Findings (otra de sus obras video instalativas), a través de fotografías y películas de su archivo familiar y un archivo institucional de familias libanesas, utilizadas como “imágenes-espejo” en las que se reconoce. Territorio en donde excava para (des)enterrar los recuerdos familiares, las historias de los inmigrantes llegados a Puerto Colombia, las tradiciones gastronómicas y artesanales vinculadas al nácar y sus transformaciones en el proceso migratorio. Sin ser activista declarada, estas piezas son su personal forma de acercarse a sus orígenes en Palestina y hacer visible, desde sus posibilidades, a un pueblo oprimido históricamente.
De pájaros y otros espíritus…

Pero Julieta siempre vuelve a la naturaleza, a aquello que la vincula a la tierra. En Redbird and other birds, su último trabajo, juega a ser pájaro y piloto de avión, explora su capacidad de comunicación y sus límites emulando los sonidos animales y poniendo a prueba su fragilidad humana al mando del simulador de un avión en vuelo a riesgo de colisionar contra el suelo. Mujer, máquina y pájaro se funden en una narrativa audiovisual fragmentada a la que añade una capa de imágenes animadas a partir de recortes en papel de pájaros, árboles y aviones. Como una niña que construye su propio juego y aprende a volar… en sentido literal y metafórico.
Desde 2004 Julieta se desempeña como traductora/intérprete para inmigrantes hispanoparlantes que deben comparecer en espacios judiciales en Canadá y no saben hablar inglés. Un nuevo espacio performático, revestido de la normativa que impone el sistema judicial para los actores sociales, el cual traza con mayor firmeza/dureza la línea que la separa de los otros, esa que con insistencia Julieta explora a desdibujar en su obra para comprenderlos mejor. Nos planteamos aquí, si este interés por la interpretación es un vehículo más a través del cual explorar lo otro e intentar acortar la distancia con respecto a ella. Un intento por convertirse, en dicho performance/ritual social, en el medio o canal para que los otros puedan comunicarse con la institución en un contexto que los hace vulnerables. Ella interpreta/traduce sus voces y su historia utilizando su propia voz. Tiende un puente. Intenta decir “exactamente” lo que ellos dicen en otra lengua, tal como lo exige el juez. Pero, como ella misma lo plantea a lo largo de su obra, ¿es esto posible? ¿Es posible ocupar el lugar del otro y emularlo con precisión? ¿comprenderlo? Quizás Julieta se haya convertido en una médium para que nos hablen a través de ella, en lenguas, otros espíritus, Julieta de los Espíritus. Carlos J. María estará sonriendo bajo tierra.
Biofilmografía seleccionada:
Unknown (2001)
On Water (2003)
Findings (2007)
Plant (2010)
Bird (2010)
Tierra (2010)
Embrace (2012)
Limpia (2013)
Getting There (2015)
Salar la tierra (2018)
Nostalgia de mi muelle (2018)
Redbird and other birds (2020)
Ponte en contacto con la autora: carmenviveroscelin@gmail.com
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