La mini crítica: Malta (2024)

Por Juan Pablo Osman

Los pequeños grandes dramas cotidianos de la clase media urbana han sido un universo poco abordado por la filmografía colombiana. Sin embargo, y afortunadamente, cada vez vemos más películas que se adentran en este tipo de temáticas.

En Malta (2024, dir. Natalia Santa) no pasa nada realmente extraordinario, en el sentido literal de la palabra. Mariana es una joven intentando encontrar su lugar en el mundo: trabaja en un call center, estudia alemán en un instituto, sale en las noches de fiesta y a explorar su libertad sexual, discute con su familia, empieza a salir con un chico que llama su atención, y hace planes para irse a vivir a otro país... ¿Suena familiar? Son situaciones absolutamente rutinarias para muchxs de nosotrxs y nuestros contextos. Y ahí está el gran mérito de esta película: es una inmersión en eventos, imaginería, comportamientos y referentes socioculturales por donde muchxs hemos transitado en múltiples ocasiones.

En este sentido, la directora Natalia Santa hace un gran trabajo en dejar que la historia transcurra sin ella hacerse notar explícitamente, con absoluta sencillez autorial; todo se trata de la historia y los personajes, nada más. ¿Qué es Malta? Es la quimera que todxs perseguimos en nuestras vidas. En estos tiempos de incontinencia tecnológica y obsesión innovadora, resulta refrescante encontrar estímulos en el sencillo y honesto relato cotidiano y la bella imitación naturalista de la realidad. La inmersión y la interacción con lo rutinario.